28 abril 2015

¡Échale cuento! (Poesía infantil y juegos de dedos)

A lo largo de todos estos años contando, he buscado y rebuscado historias nuevas de biblioteca en biblioteca. Tengo un secreto que contaros, allá donde voy, siempre llevo libros con tejuelo para contar. Más que nada, porque esa sensación de transmitir una historia que mil manos han tocado¡Me encanta!. Esto no quiere decir, que no tenga mis libros propios y mis autores favoritos.
Tras largas horas preparando sesiones, historias nuevas, no paro de sorprenderme, gratamente, la cantidad de libros, que con los años, he pasado por alto. Cuentos que estaban allí esperando a ser abiertos. Libros que quizá estaban prestados, perdidos, mal colocados o que simplemente al estar en colecciones interminables, mi ojo de lectora habían pasado por alto.
Por eso, en cuanto abro un libro, esperando encontrar una nueva historia, leo rápidamente, sin una idea preconcebida de una sesión concreta.  Analizo su ritmo, su estructura y qué decir tiene, las ilustraciones que te entran por los ojos (aunque ellas no te ayuden mucho para contar de viva voz).
Suelo coger libros de cinco en cinco (para no volver loca a mi compañera de la biblioteca), y a veces, los dejo todos y me vuelvo a fundir entre el huracán de palabras, títulos, historias y leyendas. Así durante horas.
Las sesiones que más llenan mi tiempo, son las dedicadas a los bebés. Pues cada semana, tengo a casi 40 familias, con niños de 8 meses a 2 años, ávidos de nuevas historias en 20 minutos. Y por ellos, niños y padres, que puntualmente vienen cada sábado, llueve o truene, año tras año, viendo crecer a sus hijos cuento tras cuento. Intento encontrar, transmitir y hacer sentir nuevas historias cada fin de semana. Deciros ,que ellos me ayudan bastante, cuando un día lo tengo torcido o no estoy muy fina, ya que participan, estimulando a los niños a cada golpe de voz.