Había una vez una princesa rosa, que al
hacerse mayor se convirtió en una princesa roja y dejó de ser princesa.
Érase una vez un niño
redondo que al crecer se convirtió en un adulto cuadrado.
Érase una mujer de
temporada que conoció a un hombre temporero y tuvieron una relación tempestuosa.
Había un escritor que
sudaba mares de tinta, perdido en un mar de confusiones.
Érase un historia en
el que vivían un sinfín de personajes y nunca terminaba.
Habia una vez una
ciencia sin conciencia, un sueño despierto y una risa que bailaba
a su son.
¡Qué preciosidad! Me ha encantado esta ensalada tan ingeniosa ♥.
ResponderEliminarGracias MARSAR, aprovecha esta ensalada de letras para mantenerte en línea con el blog. Un saludo
Eliminarme encató. que originalidad
ResponderEliminarGracias Miguel y bienvenido
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