08 agosto 2013

La cuerda de tender


´Hoy os dejo una breve historia que presenté a un concurso de microrrelatos, curiosidades de la vida, he quedado finalista. A ver si la próxima vez quedo como ganadora.
Que tengáis unas buenas vacaciones y nos vemos a la vuelta. Un beso
Al sur del planeta existe un país. En el país hay una gris ciudad y en su corazón, un edificio morado. En lo alto del edificio una azotea, y en ella se escucha un quejido semejante al ulular de un búho. Quien se lamenta  es la cuerda de tender  de nailon verde, que solitaria se agita con el viento al atardecer.
En el mundo existen un sinfín de cuerdas, y ella lo sabe. Las hay blancas de algodón,  metálicas y de alambre, conoce  a cuerdas que se extienden en pleno prado y a otras que viven encerradas en los patios de luces.
Ella se sentía especial, un día el vecino del quinto  la escogió de entre las decenas de cuerdas que había en el supermercado. Desde entonces su hogar  fue la azotea, allí era feliz acompañada por los pájaros y la ropa de toda la comunidad. Pero hoy, con el pasar de los años, la cuerda  gastada y deslucida, se encuentra más sola que nunca. Nadie la usa para tender, los vecinos tienen miedo a que se rompa con un soplo de viento.
 A quien más  echa de menos es a sus amigas las pinzas, a las de madera y plástico, que tienen el mismo trabajo, pero son bien distintas.
Las pinzas de madera son muy sabias, cuentan historias sobre bosques y animales;  han viajado tanto que hablan todas las lenguas del mundo.